Existe una relación importante entre los traumas y el abuso de sustancias. La adicción se produce a causa de un dolor y ansiedad de algún trauma o problema que se vuelve insoportable para la persona, recurriendo por ello al consumo de drogas o alcohol.
El consumo de dichas sustancias se traduce para ellos en un tratamiento para adormecer sus emociones o experimentar con otras que le ayuden a olvidarse del miedo y la ansiedad que les producen esas situaciones desagradables.
El trauma puede ser causado por varias situaciones, como por ejemplo un trauma infantil, la exposición frente a una guerra, ataque terrorista, desastre natural o situación de violencia. Todos estos posibles casos son fuertes desencadenantes que pueden llevar al consumo de sustancias y alcohol, desembocando esta acción en una posible adicción.
Tipos de traumas
Abuso infantil
El abuso en la infancia o agresiones sexuales son desencadenantes traumáticos que empujan a la persona a consumir. Existen investigaciones que indican que los adolescentes que han sufrido este tipo de agresiones son más propensos a abusar de sustancias como la marihuana y en ocasiones, recurren a drogas más duras.
Algunas víctimas de este tipo de traumas sienten culpa o vergüenza, especialmente en los casos de violación o abuso. Se culpan a sí mismas de haber pasado por ello.
Otros traumas
Otros sucesos traumáticos pueden ser aquellos donde se han producido lesiones graves, presenciado la muerte o haber recibido amenazas a uno mismo o a seres queridos.
El trauma puede ir acompañado de otros problemas de salud mental como la ansiedad o depresión. También puede manifestarse con síntomas físicos como dolores crónicos o subidas de presión arterial. A veces, las personas expuestas a un trauma grave experimentan escenas terroríficas del pasado.
También existen otros factores que influyen en las adicciones.
La aparición de la adicción tras el trauma
El consumo de alcohol y drogas puede darse cuando estas sustancias proporcionan un alivio temporal de las emociones y el malestar que produce el trauma.
A largo plazo, este abuso de sustancias perjudiciales empeoran la situación del individuo, intensificando los síntomas de la ansiedad y las emociones negativas. La mala decisión de recurrir a las drogas en vez de a la ayuda profesional, en muchas ocasiones conduce a un trauma adicional, creando un problema más grave, también conocido como patología dual, que se trata de un síndrome que sufren algunas personas cuando tienen un problema con la adicción y un trastorno mental al mismo tiempo.
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