Con la situación actual de estado de alarma, los procesos de desintoxicación para personas con problemas de adicciones se han visto alterados, dado que el confinamiento a significado modificar la rutina de los enfermos y por lo tanto aumentar su estrés.
Las personas con adicciones que estaban en centros de desintoxicación, en el momento en que se decretó el estado de alarma y en su consecuencia el confinamiento total de la población, se dividieron en dos grupos: Los de alto riesgo, que necesitan una vigilancia constante o que no tienen lugar ni hogar al que regresar, y los que no tienen tan alto nivel de peligrosidad, ya sea porque tienen una casa con una familia a la que acudir o porque están en una fase de su recuperación que ya no necesitan una vigilancia extrema.
Por parte del primer grupo, con algunos con los que hemos podido hablar manifiestan su preocupación por la salud sus familiares o amigos, y la extraña y dolorosa sensación de no poder estar a su lado. Pero, por otro lado, demuestran su total agradecimiento a todos aquellos terapeutas que han decidido encerrase con ellos en los centros de desintoxicación para poder seguir ayudándoles, y sacrificando su vida personal del exterior.
Por otro lado, las personas que, si han podido salir del centro para pasar la cuarentena, explican lo difícil que les esta siendo el quedarse en casa, sin seguir su rutina del centro, con los familiares, encerrados, y sin la posibilidad de acceder a las sustancias a las que padecen adicción. Aun así, los familiares con los que conviven, nos explican que el centro les ha dado las pautas para poder llevar la situación, como cerrar la puerta con llave, y esconderla. Además, demuestran gratitud infinita, para aquellos profesionales que siguen con las terapias de desintoxicación de forma telemática.