El alcohol forma parte del grupo de drogas legales que se ha normalizado en la sociedad y se cree que sus efectos son menos perjudiciales que otras drogas. La verdad es que el alcohol tiene un efecto acumulativo y sus consecuencias más graves son a largo plazo sin que el individuo sea consciente del daño que produce en su organismo.
El individuo solo es consciente de los efectos más obvios que se producen al poco tiempo del consumo de alcohol, como la distorsión de la percepción y la debilitación de la reacción ante los estímulos. A la vez, es habitual la disminución de la atención al entorno que rodea la persona que ha consumido, puede provocar euforia o tristeza, mala visibilidad en los ojos o alteraciones en otros sentidos como el oído.
Todos estos síntomas, entre otros que son menos palpables se perciben a corto plazo, pero a medio y largo plazo estos se potencian más. No es necesario un consumo exagerado de alcohol para que tenga efectos nocivos en el organismo. El hígado y el sistema nerviosos son los más afectados a largo plazo. Por otra parte, pueden surgir problemas en la vida sexual de la persona que consume, pérdida de la libido y otros problemas físicos que pueden llegar a distorsionar la rutina diaria de quien consume alcohol.
Por otro lado, la adicción al alcohol es una causa de rupturas en las familias, el entorno familiar se vuelve turbio y los problemas son continuos. Cuando una persona del entorno cercano detecta el consumo excesivo no suele darle gran importancia hasta que el problema se ha hecho demasiado grande. Es importante recurrir a personal especializado y consultar la situación antes de que se agrave.
Desde Madicct aconsejamos mantenerse alejado del consumo de alcohol. En la sociedad, la mayoría de personas beben para socializarse. Debemos olvidarnos de esa presión social y disfrutar de verdad sin tener que recurrir al alcohol.